8 Cosas que no Debes Hacerle a tu Perro para no que te Abandone

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Quédate con esta horrible cifra: 286.682.

Es una cifra que duele.

Y que da que pensar.

Son los animales de compañía abandonados durante 2023, según hemos podido leer en la Fundación Affinity.

Sigue doliendo.

De estas más de 280.000 mascotas, 170.712 son perros; 115.970, gatos.

 Los motivos para abandonar a una mascota son muchos:

Que si falta de tiempo.

Que si me voy de vacaciones y no sé con quién dejarlo.

Que me insistió mi hijo en que comprara un perro, pero no le hace ni caso…

Bla, bla, bla….

¿Y ellas? ¿Tienes las mascotas motivos para abandonar a sus amos?

Te vamos a contar la historia de Rebelde, un Shih-Tzu, gentil y leal que, con el tiempo, comprendió que su única salida era abandonar a Miguel, su amo.

Una Relación con un Gran Déficit de Comprensión

—“¿Quién es mi bebito lindo? ¡Eres tú, mi chiquitín! ¿Vas a portarte bien con tu papá?”

Rebelde no podía soportar ese tono de voz de su amo. Un tono de voz chillón e incomprensible.

Se empeñaba en tratarle como un bebé, como un ser humano. Era imposible que, a pesar de sus buenas intenciones, le entendiera.

¿No sabía Miguel que a los perros hay que darle órdenes directas y muy claras en un tono neutro? Los perros agradecen cierta autoridad.

Por mucho que lo mirara con sus ojos de inteligencia era imposible saber qué quería de él.

Estaba completamente confundido.

No era solo ese “ridículo” tono y esas “ridículas” expresiones las que molestaban a Rebelde.

La hora del paseo era mucho peor.

Los tirones de correa eran continuos. Le molestaban.

Cada vez que intentaba acercarse a otro perro, su amo se lo impedía.

Era un “instinto protector” malentendido.

¿No había aprendido nada Miguel? ¿Nadie le había indicado que los perros también necesitan socializar? Conocer a otros perros, acercarse, olerse… Convivir con otras mascotas aunque fuera solo unos minutos al día.

Rebelde lo estaba pensado seriamente. A pesar de la ilusión que le hizo durante los primeros días su nuevo hogar, el comportamiento de Miguel dejaba mucho que desear.

Quizá lo mejor sería abandonarle.

Se dio unos días más.

Las Gotas que Colmaron el Vaso

Pero la situación, lejos de mejorar empeoró. Cada decisión que daba su amo le convencía de que no estaba en el lugar adecuado.

Le hubiera gustado saber de dónde sacaba la información para criar y educar a un perro.

Desde luego que estaba muy lejos de los consejos que todos los expertos en animales y veterinarios daban.

A Miguel se le metió entre ceja y ceja que si le daba más comida, incluyendo sus sobras, Rebelde conseguiría quererle más.

Todo lo contrario. Su esbeltez de Shin-Tzu se esfumó. Empezó a engordar. Jamás se había sentido tan mal consigo mismo.

El exceso de comida coincidió con unas semanas de apatía de Miguel, que redujo de manera drástica el tiempo de paseo.

Falta de ejercicio y exceso de comida.

Era una bomba. Era como una explosión de malos hábitos.

Pensó que con este “intento de homicidio” perpetrado por su amo solo le quedaba esperar tener una vejez repleta de enfermedades.

Y por si esto no fuera suficiente, a Miguel se lo ocurrió lavarlo con el mismo champú que utilizaba él.

La irritación de su piel, como era más que evidente, salió inmediatamente después de que él saliera de la bañera.

Tenía que Dejarlo Sea como Sea

Y lo hizo como un ladrón. Era de noche y aprovechó el momento en que su amo iba a sacar la basura.

Pies para qué os quiero. Salió a toda velocidad. Toda la velocidad que sus kilos de más le permitían.

Se dirigió hacia casa de Linda. Una bella perra Yorkshire que miraba de reojo.

Le constaba que ella también le miraba. ¿Le miraría igual ahora con esos kilos de más?

Esperó en la puerta. Tardaron en abrir más de lo que hubiera deseado. El dueño de Linda lo observó y se percató enseguida de que Rebelde estaba pidiendo ayuda.

A la mañana siguiente, Miguel se levantó y fue a buscar a Rebelde para su paseo matutino.

No estaba.

Salió a la calle. Se acercó al parque. Vio a su vecino con dos perros. Uno era Rebelde.

Se acercó.

Rebelde estiró la correa. Un signo claro que no quería que su dueño fuera Miguel.

Los dos hombres empezaron a hablar. El dueño de Linda, más experimentado, intuyó lo que le ocurría a Rebelde.

Empezó a explicárselo a Miguel.

Los Motivos que Puede Tener Un Perro Para Abandonarte

¿Puede un perro tener motivos para desear abandonar a su dueño?

Y la respuesta es que sí.

Si eres propietario de un perro y no quieres que tenga locos deseos de dejarte para siempre no cometas estos errores:

  1. No le hables como una persona. Y menos como a un bebé. Puede parecer un gesto de cariño pero el perro lo interpreta como todo lo contrario. Deja que viva como un perro. No le compres juguetes de niño y no le des comida de tu plato.
  2. No se lo consientas todo. Además de jugar con él, debes dedicarle un tiempo a adiestrarlo. Eso significa enseñarle ciertas conductas que debes seguir tanto dentro como fuera de casa.
  3. No lo aísles de otros perros. Es decir, deja que se acerque a otros perros, que se huelan, que se conozcan.
  4. No lo abandones y no le encierres. No hacen falta más explicaciones. Esto ya entra dentro del sustantivo crueldad.
  5. No le regañes a destiempo. Solo en el momento de la travesura. O le confundirás.
  6. No le bañes con tu mismo champú. Pondrás en peligro su piel.
  7. No le des de comer chocolate ni de más. Porque el chocolate es tóxico. Porque darle de más conduce al exceso de peso y, por ende, a enfermedades.
  8. No llevarle con regularidad al veterinario. Porque los perros necesitan confirmar que se encuentran bien. La regla general es solo llevarlos cuando están enfermos.

Cuando acabó la conversación Miguel lo entendió todo. Se propuso corregirse. Lo hizo. A Rebelde le costó un tiempo coger de nuevo confianza. Pero también lo consiguió.

La convivencia cambió. El resultado fue que vivieron felices durante muchos años.

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